Después de
un año duro que hemos pasado, ahora por un día no perdamos el norte. Esperemos
que la mayoría de las mujeres sean este año más mujeres que nunca, y que demos
nuestra mejor versión del feminismo, siendo responsables como personas y como
mujeres en este día.
La mejor actitud
de la mujer este año es su manifestación de no manifestarse como en otros años.
Si nos quedamos en casa, será la mejor versión del feminismo, actuando con
prudencia, solidaridad, compresión y empatía, renunciando la inmensa mayoría a
una concentración que puede tener graves consecuencias.
Este año
las mujeres que han renunciado, han brillado aún más, mujeres que a la vez han
demostrado que su mejor manifestación ha sido llevar un año de renuncias a
muchas otras cosas y aceptando otras, adaptándose a las necesidades y exigencias que nos ha impuesto esta
situación de pandemia.
Mujeres que
han tenido que dividirse más que nunca atendiendo tareas y situaciones
adicionales por esta crisis sanitaria, además de las que ya se tenían.
Durante
este año han desarrollado una resistencia a la adversidad y las complicaciones
de manera ejemplar (igual que muchísimas personas en general).
Una vez más,
han dejado el testimonio de ser fuertes ante los reveses y dificultades de la vida
con mucha dignidad, entereza y entrega envidiables.
Después de
llegar de su trabajo, se han encontrado con más trabajo extra en casa y lidiar sabiendo
llevar a los niños, que no podían hacer sus rutinas habituales, juegos, salidas
de costumbre ni ir al colegio. Todo eso lo han tenido que suplir con otras
ocupaciones y distracciones, con lo que ello conlleva sabiendo lo inquietos que
son los niños, también ayudándoles más que nunca a hacer los deberes del cole,
ya que no han podido ir presencialmente. Se les iban sumando muchas más tareas,
además de las habituales y se han acostumbrado de buen grado y con ánimo, y en
muchos casos atendiendo también a familiares mayores, hacerse cargo de nietos,
además de por gusto, por necesidad, como consecuencia de esta situación.
Mujeres que
han llevado, con valentía, embarazos y partos complicados por la COVID, sin
tener de cerca el apoyo y ayuda de sus familias en unas circunstancias tan especiales
que se enfrentaban por primera vez a esta experiencia tan maravillosa, pero
difícil a la vez.
Sobre todo,
resaltar a esas mujeres de trabajos esenciales que, después de una jornada
alargada en sus puestos más de lo habitual, han tenido que atender después más
trabajo extra al llegar a casa, (como la mayoría ya mencionada anteriormente).
Y, aun así,
no les ha faltado una sonrisa y un buen gesto hacia la familia y en su trabajo.
Nuestro
mayor apoyo a las más afectadas gravemente por la desigualdad, sobre todo
aquellas que lo sufren en muchos países más desfavorecidos y desprotegidos de
grupos étnicos muy perjudicados por la injusticia.
Recordar
especialmente en este día a esas mujeres pioneras en la igualdad y que algunas
de ellas incluso dieron su vida por defender un derecho legítimo. Nos allanaron
y facilitaron el camino consiguiendo grandes avances y logros en la igualdad
femenina que tenemos hoy día, a las que siguen actualmente activas luchando de
manera responsable y digna por esta causa, ejerciendo un feminismo justo,
defendiendo la igualdad para todos, y sin culpar injustamente a nadie, gracias
al tesón, esfuerzo y generosidad de todas ellas.
Por respeto
a todas ellas y todo lo conseguido por movimientos feministas, no es sensato ni
responsable hacer una concentración en este momento tan grave sanitariamente,
sea lo que sea que se reivindique, causas o motivos, y si se renuncia a una
concentración para reivindicar unos derechos legítimos, menos aún se deben
hacer otras concentraciones despreciables por motivos egoístas y superfluos,
porque el primer derecho es la vida y la salud, y ya habrá tiempo de seguir
haciéndolo en los siguientes años, cuando se haya pasado esta grave situación,
todas las que quieran seguir manifestándose el 8 de marzo.
Y, en
definitiva, gracias a todas esas mujeres que se han esforzado para dar lo mejor
de sí mismas en esta crisis, cada una en lo que ha demandado su entorno más
cercano y más aún dependiendo de las circunstancias personales, que han
aportado y aportan mucho para una mejor sociedad.
Una vez más
han dado muestra de su fortaleza, como muy bien saben hacer y lo han hecho a lo
largo de su historia.
Gracias,
mujeres amigas por naturaleza, y a todas las mujeres que han formado y forman
parte de mi vida y que me han aportado y aportan mucho.
Que sigamos
defendiendo la igualdad, la que lo desee, pero haciendo manifestaciones con la
filosofía pacifista de Gandhi, reivindicando sus derechos con justicia y
serenamente, donde la defensa no sea un ataque a nada ni nadie.
Ojalá muy pronto este día no sea necesario llamarlo “el Día de la Mujer”, sino que se convierta universalmente en el DÍA DE LA JUSTICIA, LIBERTAD E IGUALDAD DEL SER HUMANO.
T.O.
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