El otoño va acabando triste y
desanimado, dejando paso al invierno, llega al final del camino. Este año por
nuestras vidas compungido ha pasado, viendo por las tristes calles a la gente
con una vida desgraciadamente diferente, y que su larga y colorida alfombra de
hojas que nos tendió, pies de pasos cansados y desolados la han pisado.
Sus hojas con pena, desgarro y
desgana más rápidas han caído, cuando al llegar vio a su paso sufrir a la
humanidad, por el daño que está causando esta enfermedad, y que este virus, por
más tiempo, entre nosotros se va a quedar.
Ha visto a gente sufrir que sus hojas han pisado, con pasos
apesadumbrados por todos los afectados, y el dolor de muchos de ellos por
perder un ser querido, sin poderles dar su amor ni cogerlos de la mano.
Sí, triste el otoño va pasando, porque a su paso este año no ha
podido darnos la misma alegría e ilusión de su encanto desatado de otros años que
han pasado. Ha visto pasar la gente con pasos muy agotados, lanzando una fuerte
voz al viento, más allá del horizonte, por si el eco les devuelve el consuelo
esperado y el bienestar deseado.
Lánguido y apagado va terminando, después de un largo camino por
todos recorrido, de un duro y amargo tiempo con piedras y espinas en el camino,
de dolor, rabia e impotencia, por el desafortunado rastro que esta enfermedad va
dejando:
Brechas en la tierra
Brumas en el mar
Vendaval en del desierto
Y en el aire un olor incierto…
Pero este año el otoño en su visita temporal también, con más
fuerza, mucha alegría y luz nos ha querido aportar.
Con sus ramas nos ha aplaudido por luchar con coraje y valentía
en esta penosa situación, y con más ánimo nos brindó su ánimo y compañía, para
que en algunos momentos también pudiéramos disfrutar de sus típicos regalos con
los que siempre nos ha avenido a agasajar:
Los sonidos tan especiales de su aire ancestral
Sus diversos olores a tierra mojada al andar
Sus distintos matices de colores de hojas de su alfombra al
caminar
Sus genuinos sabores de los frutos que en esta temporada da
Bellos atardeceres con cálidas puestas de sol
Se va alejando el otoño, terminando ya su ciclo. De vuelta por
su camino con nosotros se comunica... Al aire agita sus ramas en señal de
despedida, sus hojas pone a danzar como si fueran caricias llenas de fuerza y
ánimo que nos trasmite a todos, dándonos todo su apoyo para seguir adelante. Nos
desea que esos pies que sus hojas han pisado con pasos muy fatigados, se tornen
en pasos felices y reforzados, que tengamos confianza en que este duro y amargo
trago el tiempo aliviará.
Nos deja con la esperanza de que esta pesadilla pronto pasará y
la salud se recobrará.
Adiós, dulce otoño, hasta el año que viene. Esperamos que a tu
vuelta te encuentres con un mundo mejor que el actual y veas en nosotros la
actitud de cambiar todo lo que estamos haciendo mal, que nuestros actos y
conductas podamos mejorar y la VIDA su belleza y bondad nos devolverá.
El otoño va acabando… pero no nuestra ESPERANZA...
T.O.
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