miércoles, 17 de marzo de 2021

Cuando el invierno llegó, con pena nos saludó y, preocupado, ahora nos dice adiós

 



El temido invierno llegaba arrastrando las mismas malas noticias, avisado venía ya por el rastro de tristeza que dejaron sus antecesores: primavera, verano y otoño que, con lo que iba a ver y se iba a encontrar, se iba a disgustar. Temido, sí, por las carencias que ya veníamos arrastrando, nos encontró desolados y agobiados por este virus malvado que tanto mal a su paso iba sembrando.

Según pasaba el tiempo, la incertidumbre y desaliento día a día se iban sumando. Con su llegada, nos cerraba un año y nos abría otro. Además, este año también al acabar su temporada, cerraba un año que llevábamos ya soportando las devastadoras consecuencias de esta cruel pandemia dañando a la humanidad.

Llegó el invierno completando el ciclo estacional por el que triste nuestra vida trascurrió. Con el paso de los días, íbamos viendo que finalizaba el año y empezaba otro, y nuestras fuerzas y ánimos se iban minando. Según iba avanzando, presenciábamos que el sufrimiento se iba alargando por esta pandemia, que daba la vuelta al año y más vidas se iba llevando.

Bien podría considerarse al invierno el rey del año porque nos cierra un año y nos abre otro nuevo. Aparece con la blanca Navidad, este año enturbiada, porque invierno y Navidad han compartido la misma angustia y dolor de meses atrás por esta situación, cerrándonos un doloroso 2020 con una triste Navidad y abriendo un no menos doloroso 2021. Fue una prolongación más que un cambio porque continuábamos con la misma gravedad.

Le hemos pedido mucho al invierno: que nos trajera un año mejor, que salieran las vacunas, la presión de la Navidad…  y va acabando sus días agobiado y cansado porque no ha podido darnos todo lo que demandábamos.

El frío y señor invierno, pero cálido y cercano, también nos vino a decir que no perdamos la esperanza, paciencia y fe, que si ponemos todo lo que podamos de nuestra parte, actuando correctamente y con solidaridad, más rápido y eficazmente venceremos a este virus.

Con la blanca Navidad trató de infundirnos consuelo y ánimo, precisamente en ese momento que más lo necesitábamos, ya que nos tocaría pasar una de las Navidades más tristes de nuestras vidas, sin podernos reunir con la familia, sin poder compartir mesa, besos, abrazos ni el cariño que guardábamos tanto tiempo esperando, y sobre todo esas familias, que algunas de ellas además habían perdido a sus seres queridos.

Pero aun así también el invierno, como siempre, fiel a su tradición y cumpliendo su misión con ganas, nos transmitió el espíritu de la Navidad con sus colores, brillos y luces, luces de esperanza para no desanimarnos. Nos mandó a Filomena para traernos un hermoso regalo: la pura y blanca nieve, que tanto tiempo hacía que no veíamos y tanto añorábamos. Durante unos días disfrutamos mucho de ella, haciendo lo típico de las nevadas (lamentando ante todo las consecuencias perjudiciales que conllevó) sobre todo los niños que, algunos, conocían este elemento de la naturaleza por primera vez, jugando y tomando contacto con ella.

El invierno con pena vino y con pena se despide de nosotros. Llegando al final de sus últimos días, no ha podido acabar su ciclo con el virus derrotado, con fuerte voz y carácter se va despidiendo ya, dándonos un empujón de ánimo, fuerza y valor, para que no caigamos fácilmente en los últimos peldaños de esta larga y dura escalera, que llevamos muchos pasos dados.

Ya se va… y nosotros seguimos todavía en una lucha continua para vencer a esta enfermedad. Antes de irse, con su compañera quiere hablar para pedirle que sea portadora de buenas noticias y que nos traiga buenos avances para la curación, que nos dé alegría y luz para que se ensanche nuestro corazón, que nos merecemos un respiro después de un año al pie del cañón.

Aquí nos deja a todos con los ojos puestos en la segunda primavera de la pandemia que va a entrar, esperando al menos que sea mejor que la primera y que salgamos con fuerzas renovadas. Todos pedimos y esperamos de esta nueva primavera que nos traiga muchas luces, luces para dar “LUZ“, que sea la que más brille, que es que Dios y la naturaleza nos ayuden a salir de este apagón que ha cortado nuestro camino y nuestra vida en pausa ha dejado…

lunes, 8 de marzo de 2021

Día de la Mujer-Manifestándose desde casa

 

Después de un año duro que hemos pasado, ahora por un día no perdamos el norte. Esperemos que la mayoría de las mujeres sean este año más mujeres que nunca, y que demos nuestra mejor versión del feminismo, siendo responsables como personas y como mujeres en este día.

La mejor actitud de la mujer este año es su manifestación de no manifestarse como en otros años. Si nos quedamos en casa, será la mejor versión del feminismo, actuando con prudencia, solidaridad, compresión y empatía, renunciando la inmensa mayoría a una concentración que puede tener graves consecuencias.

Este año las mujeres que han renunciado, han brillado aún más, mujeres que a la vez han demostrado que su mejor manifestación ha sido llevar un año de renuncias a muchas otras cosas y aceptando otras, adaptándose a las necesidades y exigencias que nos ha impuesto esta situación de pandemia.

Mujeres que han tenido que dividirse más que nunca atendiendo tareas y situaciones adicionales por esta crisis sanitaria, además de las que ya se tenían.

Durante este año han desarrollado una resistencia a la adversidad y las complicaciones de manera ejemplar (igual que muchísimas personas en general).

Una vez más, han dejado el testimonio de ser fuertes ante los reveses y dificultades de la vida con mucha dignidad, entereza y entrega envidiables.

Después de llegar de su trabajo, se han encontrado con más trabajo extra en casa y lidiar sabiendo llevar a los niños, que no podían hacer sus rutinas habituales, juegos, salidas de costumbre ni ir al colegio. Todo eso lo han tenido que suplir con otras ocupaciones y distracciones, con lo que ello conlleva sabiendo lo inquietos que son los niños, también ayudándoles más que nunca a hacer los deberes del cole, ya que no han podido ir presencialmente. Se les iban sumando muchas más tareas, además de las habituales y se han acostumbrado de buen grado y con ánimo, y en muchos casos atendiendo también a familiares mayores, hacerse cargo de nietos, además de por gusto, por necesidad, como consecuencia de esta situación.

Mujeres que han llevado, con valentía, embarazos y partos complicados por la COVID, sin tener de cerca el apoyo y ayuda de sus familias en unas circunstancias tan especiales que se enfrentaban por primera vez a esta experiencia tan maravillosa, pero difícil a la vez.

Sobre todo, resaltar a esas mujeres de trabajos esenciales que, después de una jornada alargada en sus puestos más de lo habitual, han tenido que atender después más trabajo extra al llegar a casa, (como la mayoría ya mencionada anteriormente).

Y, aun así, no les ha faltado una sonrisa y un buen gesto hacia la familia y en su trabajo.

Nuestro mayor apoyo a las más afectadas gravemente por la desigualdad, sobre todo aquellas que lo sufren en muchos países más desfavorecidos y desprotegidos de grupos étnicos muy perjudicados por la injusticia.

Recordar especialmente en este día a esas mujeres pioneras en la igualdad y que algunas de ellas incluso dieron su vida por defender un derecho legítimo. Nos allanaron y facilitaron el camino consiguiendo grandes avances y logros en la igualdad femenina que tenemos hoy día, a las que siguen actualmente activas luchando de manera responsable y digna por esta causa, ejerciendo un feminismo justo, defendiendo la igualdad para todos, y sin culpar injustamente a nadie, gracias al tesón, esfuerzo y generosidad de todas ellas.

Por respeto a todas ellas y todo lo conseguido por movimientos feministas, no es sensato ni responsable hacer una concentración en este momento tan grave sanitariamente, sea lo que sea que se reivindique, causas o motivos, y si se renuncia a una concentración para reivindicar unos derechos legítimos, menos aún se deben hacer otras concentraciones despreciables por motivos egoístas y superfluos, porque el primer derecho es la vida y la salud, y ya habrá tiempo de seguir haciéndolo en los siguientes años, cuando se haya pasado esta grave situación, todas las que quieran seguir manifestándose el 8 de marzo.

Y, en definitiva, gracias a todas esas mujeres que se han esforzado para dar lo mejor de sí mismas en esta crisis, cada una en lo que ha demandado su entorno más cercano y más aún dependiendo de las circunstancias personales, que han aportado y aportan mucho para una mejor sociedad.

Una vez más han dado muestra de su fortaleza, como muy bien saben hacer y lo han hecho a lo largo de su historia.

Gracias, mujeres amigas por naturaleza, y a todas las mujeres que han formado y forman parte de mi vida y que me han aportado y aportan mucho.

Que sigamos defendiendo la igualdad, la que lo desee, pero haciendo manifestaciones con la filosofía pacifista de Gandhi, reivindicando sus derechos con justicia y serenamente, donde la defensa no sea un ataque a nada ni nadie.

Ojalá muy pronto este día no sea necesario llamarlo “el Día de la Mujer”, sino que se convierta universalmente en el DÍA DE LA JUSTICIA, LIBERTAD E IGUALDAD DEL SER HUMANO.

                                                                            T.O.