No es cuestión de sexos. Cuanto más justa sea la sociedad
respetando los derechos por igual, no tendrá sentido que haya un Día de la
Mujer Trabajadora; en todo caso, sería el Día de los Trabajadores (y tampoco,
porque existe el Día del Trabajo).
Con todo mi respeto, reivindicaría primeramente una igualdad
“igual” de necesaria o más en el terreno personal-social; más importante, a mi
juicio, que en el profesional-laboral. Por ahí tendríamos que empezar para
evolucionar mejor en todo, practicando la igualdad y el respeto entre nosotras,
sin ponerse zancadillas ni barreras. A veces, el peor enemigo de mujer es la
mujer, con ciertos comportamientos. Por cierto, agradecer a los hombres que facilitan y hacen posible que la igualdad se cumpla.
Tener una actitud proactiva, fomentando y compartiendo entre
nosotras factores que a veces brillan por su ausencia y que tendrían que ser la
prioridad: apoyo, compañerismo, comprensión, empatía, reconocimiento, amistad,
cercanía, conexión, compenetración, complicidad, sinceridad, autenticidad,
identificarnos más mutuamente, etc. Pero, ante todo, respeto y no prejuzgar
antes de escuchar, y nutrirnos de todo esto para una buena relación y
comunicación, y así conseguir los derechos e igualdad que nos falta.
T.O.C.
- M. -